jueves, 6 de diciembre de 2012

LA CONSTITUCIÓN PARA NIÑOS

En el colegio de mis sobrinos pequeños, todos los años piden colaboración a los padres para determinadas actividades. Este año les han solicitado que hicieran un cuento o una poesía para explicar a los niños de primaria lo que es la Constitución.

Normalmente es mi hermana la que participa, y suele tener bastante éxito. Pero este año y por circunstancias que no vienen al caso, su mente andaba ocupada en otros menesteres, y me pidió ayuda. Y oye... el que tu única hermana de sangre confíe en ti y te pida que la eches una mano, pues como que gratifica. Así que me puse manos a la obra y salió este pequeño cuento. Espero que os guste. Y si alguien lo ve útil para niños pequeños no me importa que lo use, aunque sí me gustaría que se mantuviera mi autoría.




LA LEY DEL BOSQUE

El murmullo de las voces llenaba la explanada del bosque. Todos los animales estaban allí reunidos esperando con impaciencia la gran noticia que les iban a dar. Es lo que ponía en la convocatoria: “Reunión general a las seis de la tarde en la gran llanura junto al roble. El Consejo de Sabios del Bosque tiene una gran noticia que anunciaros.”

—No sé que podrá ser —decía Papá Tejón—. Esto de las noticias me pone muy nervioso. A ver si empiezan de una vez.

A medida que los miembros del Consejo de Sabios se situaban bajo el viejo árbol, se fue acallando el rumor hasta que, por fin, cesó por completo. Todos estaban expectantes, conteniendo la respiración, y sólo se escuchaba de vez en cuando una tosecilla nerviosa o el fru-frú del roce de las colas peludas contra las hojas caídas.

Enseguida, el Búho tomó la palabra como portavoz del Consejo:

—Queridos habitantes del bosque: A fin de establecer unas normas de convivencia y evitar los problemas que están surgiendo entre nosotros, hemos redactado una Constitución que nos afecta a todos nosotros. Todos deberéis respetarla y obedecerla. Colgaremos el texto en el viejo roble donde todos lo podréis consultar.

—¿Una Constitución? ¿Eso qué es? —preguntó intrigada Mamá Coneja.

—Es el conjunto de deberes y derechos que vamos a tener los habitantes del bosque a partir de ahora. En ella se dice quién es el encargado de impartir justicia, quién es el jefe del bosque y quiénes sus guardianes. Además, informa a todos los habitantes de las obligaciones a las que están sometidos, así como de los beneficios y derechos que tiene cada uno de vosotros.

Los animales cuchicheaban entre ellos, sin terminar de entender del todo la situación, y entonces el Lobo alzó la voz para hacerse oír por encima del ruido.

—Vamos a poner ejemplos, para que lo comprendáis mejor: la Constitución dice que, a partir de ahora, el Consejo de Sabios y el jefe del bosque se elegirán entre todos los habitantes que quieran presentarse para los cargos. Y cada cuatro años, haremos una nueva votación. El Consejo dictará las leyes que se harán cumplir por el que salga nombrado como jefe de justicia. Y estas leyes serán las mismas para todos. A partir de este momento, todos somos iguales. Todos tendremos que cumplir esas leyes. También se os otorgan determinados derechos, como el de moveros libremente por todo el bosque. Ya no existen los “territorios particulares” de cada especie en los que no podía entrar nadie. Y todos tendréis derecho a elegir en qué parte del bosque queréis vivir. A cambio, deberéis respetar a los demás y tendréis tanto el derecho como la obligación de trabajar cada uno en vuestra especialidad para que el funcionamiento del bosque sea el correcto. Quien no lo cumpla, será castigado.

Los animales asentían con la cabeza mientras se miraban unos a otros.

Habían comprendido que aquella Constitución significaba el final del poder de los más fuertes. A partir de ahora estarían protegidos y serían ellos mismos quienes eligiesen a sus gobernantes.

—Ahora vamos a votar si queremos que esta propuesta sea la que guíe a nuestro bosque, o si preferimos seguir como hasta ahora. ¿Votos a favor? —Un aluvión de patas y alas se levantó con las sonrisas complacientes de los animales—. ¿Votos en contra? —Esta vez, no se vio nada que sobresaliera por encima de las cabezas—. ¿Queda alguien que se abstenga, es decir, que no tenga claro si quiere votar a favor o en contra?

La única mano de la tortuga asomó tímida por entre la multitud.

—¿Te abstienes, Tortu?

—No, no —respondió ella—. Quiero votar a favor pero se me había atascado la pata dentro del caparazón.

Enseguida, todos los animales estallaron en carcajadas.

—Bien —dijo el Búho—. Queda aprobada la nueva Constitución del Bosque. Mañana celebraremos las elecciones para elegir al nuevo consejo. Hoy será fiesta y desde ahora, declararemos este día como festivo durante todos los años venideros.

Los animales comenzaron a montar una gran algarabía, a cantar y a bailar, bajo la secreta sonrisa de satisfacción del viejo roble centenario.

martes, 27 de noviembre de 2012

YO TENGO UN AMIGO...



Todo el mundo tiene un amigo, que a su vez tiene otro amigo o un primo, al que le ha pasado algo de lo más extraño.

Por ejemplo: Todos hemos escuchado a alguien contar que tiene un conocido a cuyo primo, durante una intervención quirúrgica, se le dejaron las pinzas o las tijeras dentro del estómago.

Y, por supuesto, todos sufrimos al mismo plasta que nos cuenta una y otra vez aquella anécdota en la que un primo de su vecino se encontró con el Rey, y éste se ofreció amablemente a cambiarle la moto.

O también tenemos ese caso «verídico» en el cual uno de nuestros compañeros de trabajo nos jura y perjura que la prima tercera de su abuela hablaba con fantasmas, y que llegó a convocar una vez al mismísimo Napoleón Bonaparte.

Pero vamos a ver… ¿estamos todos locos o qué?

Porque si nos vamos dando cuenta de la «realidad» de estas afirmaciones, siempre nos llegan de tercera mano. Es decir: Yo tengo un amigo, quien a su vez tiene otro amigo a cuyo familiar o vecino le ha sucedido el hecho en cuestión.

En este caso, lo ideal sería ponerse en contacto directo con la fuente de primera mano del suceso, con el origen, con quien lo ha sufrido. Y ahí es donde llegan los inconvenientes.

Porque sucede que:

A.- El sufridor del percance no puede ser localizado por haber fallecido, haberse mudado a una isla ignota del Pacífico o haberse encerrado en un monasterio de clausura.
B.- Cuando se llega al supuesto origen, resulta que esa persona lo cuenta porque a él se lo transmitió un amigo que tenía un conocido a cuyo primo le sucedió aquello. Y si volvemos a intentar llegar al origen, nos encontramos de nuevo en el punto de partida.

Visto lo visto, si alguien viene y te dice en secreto que tiene un amigo, que a su vez tiene un vecino que posee dos penes, responde tranquilamente y sin inmutarte: «Eso es mentira». Y en el momento en el que te pidan que respaldes tu acusación, les puedes decir con toda la sinceridad del mundo que si existiese un hombre así, sería rico y famoso, porque con lo que le gusta al género masculino fardar de esas cosas, habría circulado ya por todas las televisiones del mundo.

Violeta Lago

miércoles, 21 de noviembre de 2012

EPIDERMIS: OTRO MICRO PUBLICADO



Mi microrrelato "La diferencia" fue seleccionado por Ediciones Rubeo para formar parte de la antología "Epidermis", publicada por dicha editorial, y que se encuentra a la venta desde el pasado 20 de octubre.

En este caso, el gran reto lo ha supuesto tener que condensar una historia completa en menos de 200 caracteres.

Además he tenido el placer de compartir esta publicación con grandes escritoras amigas mías, lo cual siempre es un privilegio.

No podía dejar de haceros partícipes de esta noticia, la cual espero que os alegre tanto como a mí.

viernes, 16 de noviembre de 2012

PARA SIEMPRE

Últimamente estoy triste, y sólo se me ocurren relatos tristes. Este es uno de ellos. Espero que os guste, a pesar de todo.



PARA SIEMPRE ©

La estridente y aguda voz de la enfermera resonó en la sala de espera de la Unidad de Críticos.
—Buenos días. Por favor, vayan pasando según voy nombrando. Sólo dos familiares por paciente y los cambios se hacen aquí fuera. Familiares de Mateo Jiménez, Luis Angulo, Anastasia Petrov, —los visitantes iban entrando por la pequeña puerta a medida que escuchaban el nombre de cada paciente—. Julia Maldonado, Mariano Siruela,…
Como cada día durante los dos últimos meses, Enrique se levantó del asiento al escuchar que nombraban a Julia. Entró en la enorme habitación con paso tranquilo y se dirigió a la cama número cinco.
Ella permanecía con los ojos cerrados, igual que siempre. El tubo del respirador artificial sobresalía de aquellos labios tan pálidos que apenas se distinguían del resto de la piel. La tomó de la mano para notar que estaba incluso más fría que el día anterior.
—Buenos días, Julia. Hoy hace un día precioso de primavera, ¿sabes? Esta mañana el jardín que hay enfrente de mi casa desprendía el aroma de las primeras flores. ¡Si vieras lo bonito que está el rosal! Ya verás cómo se pone cuando empiecen a abrirse los capullos, con todos los que tiene. —Ella, como siempre, permanecía impasible ante aquella diatriba, mientras Enrique continuaba con su conversación sin soltar ni un segundo su mano, a la espera de que el médico viniese a darle el informe diario.
«Más de lo mismo», pensó. «Será igual que cada mañana. No hay cambios, sigue en coma y estable, no sabemos si despertará y, en caso de hacerlo, en qué condiciones ni cuándo. No queda más remedio que esperar».
Durante aquellos dos interminables meses escuchaba las mismas palabras una y otra vez, siempre a la expectativa de novedades, de algo diferente. La miró con ternura y continuó hablando para ella, consciente de que no iba a obtener respuesta, al tiempo que recordaba cómo empezó aquello.

Acudía cada día a ver a su abuela, ingresada en la UCI, cuando se percató de que, al entrar las visitas, nadie acudía a la llamada de Julia Maldonado. Pensó que debía de ser muy triste estar allí dentro veinticuatro horas al día, y que nadie acudiese a ver cómo te encontrabas. Cuando pasaron a la abuela a la planta, regresó a aquella sala de espera decidido a cometer lo que él mismo consideraba una locura. Quería entrar a ver a Julia y pedirle permiso para visitarla, porque no quería que se sintiera sola. Pensó que se trataría de una persona mayor, probablemente una viuda sin hijos y con unos sobrinos descastados que sólo estarían interesados en cobrar la herencia cuando, al llegar a la cama número cinco, se encontró con una mujer joven, de unos treinta y tantos años, morena y de una belleza espectacular. El cabello, liso y negro como el alquitrán, se encontraba esparcido por la almohada, enmarcando un rostro de color pálido y facciones muy delicadas. Sus manos, de dedos finos y largos, estaban colocadas a lo largo del cuerpo, que se apreciaba delgado por debajo de la sábana blanca con el logotipo del hospital.
Tenía los ojos cerrados y puesto el tubo de la respiración asistida. Estaba en coma.
Extrañado por lo inesperado de su aspecto, de forma discreta preguntó a las enfermeras, quienes le dijeron que la había traído un taxista que se la encontró desmayada en una parada de autobús. Se había intentado localizar a sus familiares o conocidos, pero no llevaba encima una agenda o un teléfono móvil que diera alguna pista sobre ellos. Por la documentación que llevaba y una vez consultada la policía, supieron que vivía sola y trabajaba como fotógrafo freelance. De ahí que nadie la hubiera echado de menos, y que nadie hubiera ido a visitarla ni siquiera una vez.
No podía dejarla sola, puesto que algo en ella le había conquistado. Quizá el hecho de advertir su fragilidad le cautivó desde el primer instante, o quizá fuera el destino que hizo que estuviera en aquella sala de espera escuchando ese nombre al que nadie respondía. Desde ese instante se hizo el propósito de ser su visita y dos meses más tarde seguía acudiendo a la cita, dos veces al día, a las diez y a las seis.

Un médico que no había visto hasta entonces se acercó al box con decisión.
—¿Es usted familia de Julia?
—Soy un amigo. No tiene familia.
—Si es tan amable, de seguirme… Tengo un asunto que comentarle respecto a ella.
Enrique siguió al médico hasta un pequeño despacho situado en el fondo de la Unidad de Críticos.
—Siéntese, por favor —le indicó con gesto amable, al tiempo que él mismo tomaba asiento tras una vieja mesa de madera color nogal. Enrique observó la salita. Las paredes, pintadas en un tono color crema, estaban desnudas, sin ningún tipo de adorno. Los únicos muebles eran aquella mesa y tres sillas, dos de ellas para los familiares y un viejo archivador metálico situado a espaldas del galeno. —Tengo que darle malas noticias. El estado de Julia es crítico. La actividad cerebral ha sufrido varios paros durante las últimas horas y nos tememos que no salga del coma.
Enrique palideció al escuchar aquello.
—Y eso quiere decir que…
—Si se produce un nuevo receso en su estado, nos veremos en la obligación de tomar una decisión drástica. De usted depende, puesto que es el único conocido que viene habitualmente por aquí, según me han comentado los compañeros.
—¿En qué consiste exactamente esa decisión?
—Necesitamos saber si desea que la mantengamos con vida artificialmente, aún sabiendo que no volverá a recuperar la consciencia, o si prefiere que la desconectemos y la dejemos morir en paz. En caso de decidir que prefiere que siga en coma tendremos que disponer su traslado a la Unidad de Larga Estancia. Como comprenderá, una vez que sabemos que su estado es irrevocable, no podemos mantenerla aquí, puesto que hay pacientes recuperables que necesitan esa cama.
—¿Cuánto tiempo puede durar esta situación? —preguntó Enrique con preocupación.
—Nadie lo sabe. Días, meses, años… Hasta que un día el cerebro deje de funcionar por completo y se la declare oficialmente fallecida. No quiero influir en su decisión, pero es mi deber comunicarle que alargar la agonía es hacerles pasar un sufrimiento innecesario, tanto a ella como a usted.
—Y si decido que sea desconectada, ¿podré despedirme de ella?
—Por supuesto. En el caso de que prefiera que Julia deje de padecer innecesariamente dispondrá del tiempo que necesite para ello. No obstante, si toma este camino me gustaría que tuviera en cuenta el tema de la donación de órganos.
—¿Donación de órganos? —preguntó confundido.
—Sí. Serían entregados al banco de órganos para que otras personas tengan una oportunidad de seguir viviendo gracias a ella. Por supuesto, usted jamás conocerá a los destinatarios y ellos no sabrán quién es el donante. Pero las listas de espera son muy largas y Julia es un donante óptimo. Piense en cuántas vidas puede salvar. —Enrique bajó la cabeza mientras se estrujaba las manos de forma compulsiva—. No es necesario que tome ahora mismo su decisión. Puede hacerlo cuando quiera, pero tiene que saber la verdad y conocer las opciones. Ahora, si quiere, puede volver a verla, y cuando tenga las cosas claras hable conmigo.
Enrique se levantó cabizbajo y se dirigió de nuevo al box para ver a Julia. Su cabeza no dejaba de darle vueltas a aquel asunto. Él, un completo desconocido, tenía en sus manos el poder de decidir si ella vivía o moría. ¡Por el amor de Dios! ¡Él no era nadie! Simplemente se trataba de alguien que pasaba por allí en el momento menos indicado… o el más indicado. Posiblemente, y gracias a él, ella había disfrutado de más tiempo en este mundo. Sin sus visitas, los médicos habrían desconectado todos los aparatos hacía tiempo, y ella habría muerto en soledad. Pero ahora no iba a ser así.
Con un nudo en el corazón, los ojos llenos de lágrimas y después de depositar un beso en la frente de Julia, regresó al despacho. Tocó con los nudillos en la puerta antes de abrirla y se encontró al médico revisando su expediente.
—Ya sé lo que quiero hacer, doctor.
—Dígame.
—Julia debe ser desconectada. Debo dejar que descanse de una vez.
—¿Y en cuanto a lo de la donación?
—Firmaré los papeles que sean necesarios para que los órganos sean donados. Y me haré cargo de la incineración de sus restos.
—¿Cuándo quiere que…?
—Ya. Necesitaré unos minutos para despedirme y después podrán hacerlo. —Se levantó y regresó con paso decidido a la sala general. Cuando llegó donde se encontraba ella, la tomó nuevamente de la mano.
—Cariño, esta será la última vez que venga a verte. He hablado con los médicos y vamos a dejar que te vayas en paz. Pero no debes tener miedo porque estaré contigo. Siempre te llevaré en mi corazón. Y una parte tuya seguirá sobre la tierra. He accedido a donar tus órganos. Sé que estarás contenta de que muchas personas puedan continuar viviendo gracias a ti. Cuando mire a otras personas me preguntaré si tienen algo tuyo. Tu corazón seguirá latiendo en otro cuerpo, y tus ojos verán el sol y la belleza de las flores desde otra cara. Pero tú seguirás viviendo dentro de mí. Para siempre. Te quiero, mi amor.
Depositó un beso en su frente y les hizo un gesto a los médicos. Sin atreverse a volver la vista atrás abandonó aquella sala, mientras dos gruesas lágrimas silenciosas caían de sus ojos.

Violeta Lago

viernes, 12 de octubre de 2012

EL DIA DEL DESFILE




Hoy, 12 de octubre, es el Día de la Hispanidad. En mi casa lo llamamos "el día del desfile", porque tenemos nuestra tradición.

Nosotros, que no somos especialmente madrugadores, ese día nos levantamos prontito para desayunar tranquilamente, y ponemos la televisión en una cadena que retransmita los actos del día. Subimos el volumen, porque como todos queremos hablar y comentar a la vez, y el sonido en directo desde exteriores es malísimo, nos resulta imposible escuchar lo que están diciendo los locutores.

Disfrutamos viendo el inicio de los actos, cuando los paracaidistas bajan con la bandera, y jugamos a mirar por la terraza para intentar divisar el "puntito" rojo y amarillo que cae del cielo, cantamos juntos "La muerte no es el final" cuando se ofrece la corona de laurel a los caídos y, una vez que empieza el desfile, pasamos el rato corriendo de la tele a la ventana para ver pasar los aviones en directo. (Sí, tengo la fortuna de que desde mi ventana se vean perfectamente los "cazas", helicópteros y demás artefactos voladores). Y luego nos quedamos ojipláticos ante el despliegue de vehículos terrestres y de combate.

Este año será diferente. Yo trabajo, y mi hijo me dijo ayer: "Mami, va a ser el primer año que no veamos el desfile juntos". Es cierto. Pero también va a ser el primer año que el desfile sufre un fuerte recorte por la crisis.
No habrá paracaidistas.
No habrá carros de combate, ni tanques, ni ningún vehículo pesado.
Desfilarán la mitad de los soldados.
Y los únicos aviones que se verán, son los de la Patrulla Águila decorando el cielo de Madrid con los colores de la bandera nacional.

Recortes, recortes, recortes...

Eso sí. Nuestros queridísimos políticos vienen todos al desfile (con el viaje pagado por nosotros) y, por supuesto, la recepción posterior cuenta con el consabido cóctel de lujo servido por una empresa de cátering de alto standing. Para eso no hay recorte...

En fin. Este año los que disfrutamos con el desfile nos tenemos que conformar con lo poco que nos dan. Con la filosofía de este año, lo único que me queda esperar, es que la banda de música no toquen con "la yenka"...

viernes, 28 de septiembre de 2012

ROMANTICA'S 020



¡Ya ha salido! Ya tenéis disponible el número 20 de la revista Romantica's que se puede leer pinchando aquí.

Viene cargadito de noticias, entrevistas, artículos y relatos.

Y como las chicas de la revista Romantica's son encantadoras, han decidido confiar en mí para la sección de humor. Os invito a leerla y a dejar vuestras opiniones. Serán todas bienvenidas, porque de los errores también se aprende.

¡Espero que disfrutéis de la lectura!

lunes, 24 de septiembre de 2012

MI NUEVO AMIGO





Desde hace unos días, tengo un nuevo amigo en mi haber. Todas las mañanas, cuando salgo a poner las banderas en el trabajo, se acerca a mi y, muy cariñoso, me da los buenos días. En cuanto me ve, viene corriendo hacia donde estoy y se lanza como un loco contra mis piernas para que lo acaricie. Así dicho, puede sonar un poco fetichista, pero la cosa cambia si aclaramos que se trata de un cachorro de shih tzu.


Mi nuevo amigo, que suele venir sin correa a esas horas tan intempestivas, se separa de quien lo esté paseando ese día, se acerca a mis piernas y me pone las patas en las rodillas para que le salude. Una vez cumplido el ritual de rigor, en el cual intercambiamos caricias, achuchones y demás, remolonea un rato largo hasta que su amo le ata la correa y se lo lleva. Estoy convencida de que el día que no la traigan, como no lo cojan en brazos no se va.

Se llama Rock. Es blanco y negro, cariñoso, dulce, simpático, y sus animados ladridos ponen una nota de alegría en mis mañanas.

El día que no venga, le echaré de menos. Me he acostumbrado a ese saludo de "buenos días" tan incondicional y diferente.

domingo, 23 de septiembre de 2012

TOMANDO DECISIONES



Debido a la crisis mundial, el mundo editorial se ha visto afectado. Y con él, todos aquellos a los que nos gusta escribir.

En vista de las escasas posibilidades de publicar hoy en día en papel para un escritor novel, me estoy planteando muy seriamente la idea de utilizar las plataformas digitales para dar a conocer mi obra.

Una vez estudiadas todas las ofertas que existen en este mundo virtual, me he decantado por publicar en Amazon. Si las cosas no cambian, y ninguna editorial de las que tienen mi manuscrito se decide a que vea la luz en el formato tradicional, no tardando mucho (probablemente para antes de final de año), mi novela, En busca del destino, verá la luz a través de Amazon.

Mientras tanto, cruzo los dedos por si suena la flauta...

jueves, 28 de junio de 2012

ESPÍRITU DE AVENTURA

Un amigo me ha contado, todo emocionado, sus planes de vacaciones. Se marcha a la India quince días en plan “mochilero”. Y me ha hecho replantearme algunas cuestiones.

La más destacada es mi espíritu de aventura. Lo he debido perder en algún lugar del camino durante todos estos años porque, según le estaba escuchando relatar sus proyectos, los pelos se me iban poniendo poco a poco como escarpias. «Me voy a bañar en el Ganges», me contaba con los ojos brillantes. Y en mi cabeza sólo rondaba un pensamiento: «¡Qué ascazo, por Dios! Te vas a pillar una infección».

Él hablaba y hablaba de las maravillas que iba a ver, y mientras me describía con todo lujo de detalles sus planes de entrar en el Taj Mahal (descalzo del todo, que no te dejan ponerte ni plásticos en los pies y aquello está lleno de inmundicia), de bañarse en las aguas del río más sucio del mundo (¡y piensa meter la cabeza y todo para “purificarse”!), de dormir una noche en el desierto (que según él, será una experiencia maravillosa), de los impactantes olores que te reciben en cualquier ciudad de India, sobre todo en Delhi (olor a basura, a podredumbre, a miseria…), yo descubrí que soy una SIBARITA.

Sí. Una sibarita con todas las letras. Y orgullosa de serlo ¿eh? Porque vamos a ver… A mí, de entrada, la India no es un país que me llame demasiado la atención. Pero si tengo que ir, plantearía ciertas “exigencias” a la hora de viajar:

1.- Tendrían que limpiar aquello antes de mi viaje. Más que nada, porque una es un poco asquerosita y no soporta ni los malos olores, ni los bichos (léase cucarachas, ratas y demás fauna que mora habitualmente entre la mugre)
2.- Los hoteles de 5 estrellas (equiparable a la calidad española) y, por supuesto, con aire acondicionado. Eso de dormir al raso, en el desierto, en el suelo… con la arena que se mete por todas partes, con la peste a camello… ¡ni de coña!
3.- De viajar en elefante, nasti de plasti. Una viaja en avión, en primera clase a ser posible (aunque de eso podría prescindir) y en compañías aéreas fiables. O como mucho, haciendo un esfuerzo, en un coche con chófer. Lo de los trenes en la India, ni me lo planteo siquiera…
4.- Me gusta comer (a la vista está) y, por eso, exijo alimentos en condiciones, que tengan nombres que se puedan pronunciar y, por encima de todo, que procedan de animales comestibles en occidente (nada de insectos, ni roedores, ni similares…)
5.- Si me tengo que bañar en algún sitio, que sea en un jacuzzi con el agua bien limpita y, en la medida de lo posible, privado, que no me gustan las multitudes.

Claro, a la vista de todo lo que necesito, y que sería imposible de conseguir, he decidido que la India no es un destino prioritario en mi vida. Es más… ni siquiera es un “destino”. Sigo prefiriendo el mundo “civilizado”, con las comodidades y modernidades de Europa y América del Norte.

Conclusión: Me quedaré por estos lares de vacaciones, que estoy viendo que voy a ser, si no más culta, al menos más feliz.





lunes, 25 de junio de 2012

GANÉ UN CONCURSO LITERARIO CON "UN CAMBIO RADICAL"

Sí. Leéis bien. ¡He ganado un concurso literario! La fundación del colegio donde acuden mis hijos había convocado un concurso de ensayo con el tema "La Constitución Española de 1812", con motivo de su 200 aniversario. Decidí presentarme y... ¡gané!

El premio ha sido un e-reader, pero es lo de menos. La cuestión es que he conseguido ganar con algo que no es lo mío: el ensayo.

Es una tontuna, ya lo sé, pero no puedo evitar estar muy contenta con ello. A continuación os lo cuelgo, por si os apetece leerlo. Lo he titulado "Un cambio radical".





"UN CAMBIO RADICAL

¡Viva la Pepa!

En 1812, el pueblo clamaba por las calles, celebrando la aprobación de la primera constitución de nuestro país. Aquella Constitución Española de 1812, promulgada el 19 de marzo de dicho año por las Cortes de Cádiz, abogaba por la libertad y los derechos de los españoles de ambos hemisferios. Fue la pionera en nuestro país, y la que mayor trascendencia ha tenido por su carácter liberal y los cambios que supuso.

Para hacerse una idea del significado histórico que tuvo, hay que contemplar el panorama reinante en la España de aquella época: en plena Guerra de Independencia, con el Rey Fernando VII refugiado en Bayona desde abril de 1808, y el gobierno en manos de una Junta Suprema de Gobierno sujeta a los caprichos de Napoleón Bonaparte, se hace perentoria la necesidad de un cambio. Dicha transformación se traduce en la creación de una nueva Junta Central constituida por miembros de las diferentes Juntas Provinciales existentes y, posteriormente, en la convocatoria a unas Cortes Generales que se reunieron por primera vez en Cádiz el 24 de septiembre de 1810. El lugar elegido para la formación de las Cortes no lo fue de manera arbitraria. En aquel momento, Cádiz era la única ciudad importante de España que no se encontraba bajo el control militar de las tropas francesas.

Conocida por el pueblo como “La Pepa” por haber entrado en vigor el día de San José, la Constitución de 1812 instauraba valores desconocidos en nuestro país hasta ese momento, como el sufragio universal masculino indirecto, y la limitación de los poderes del Estado.

Lo primero que hay que explicar es el concepto de “constitución”. Básicamente, se trata de un contrato entre el gobierno y el pueblo, en el que se detallan tanto los deberes como los derechos de cada una de las partes y que, como cualquier otro contrato, se considera inviolable. El primer “contrato” de la historia de España es la Constitución de 1812.

Su estructura es prácticamente la misma que tiene la Constitución Española de 1978, con la diferencia fundamental de que aquella contaba con 384 artículos en lugar de los 169 de la actual. Describe los derechos y deberes de los ciudadanos, marca los límites internos de los distintos territorios que componían aquella España con propiedades a ambos lados del Atlántico, define los poderes del Estado…

La primera idea novedosa que introduce es la categórica afirmación de que el poder reside en el pueblo. Hasta entonces, la monarquía gozaba de una situación privilegiada, haciendo y deshaciendo a su antojo, y tomando todas las decisiones políticas y económicas que afectaban al país. Con esta innovación, se retira la soberanía de la persona del Rey o Regente, pasando la misma a la nación, si bien se indica que las leyes serán dictadas por las Cortes junto con el Rey, y mantiene la inviolabilidad del monarca.

Una de las cosas más curiosas relativas a esta Constitución, y que a mi, personalmente, me ha llamado mucho la atención, es el método de difusión de la misma.

En la España de 1812, el número de personas que sabían leer y/o escribir era muy escaso. Sólo tenían acceso a la educación las clases más altas y el clero, por lo que el pueblo llano era mayoritariamente analfabeto. ¿Cómo hacer llegar la nueva Constitución a todas partes? Leyéndola en voz alta. El mismo articulado de la Ley establecía la obligatoriedad de leer en un lugar público de cada pueblo de España todo el texto de la Constitución, así como de hacer de ello un acto notorio con repique de campanas y disparo de salvas.

Obviamente, no todo el mundo podía acudir durante la larga jornada laboral a tan magno evento, por lo que, para evitar que alguien pudiese alegar desconocimiento del nuevo texto legal, se ordenó que el primer día festivo siguiente a dicho acto, se celebrase Misa solemne, se volviese a leer de nuevo la Constitución, y todos los vecinos prestasen juramento a la misma en la Iglesia.

Otra de las curiosidades de la citada Constitución es que afectaba a los españoles “de ambos hemisferios”, al tener en cuenta las colonias americanas y las posesiones en el continente africano.

La medida restrictiva más significativa a nivel social que se establece es el reconocimiento de la religión católica como la única permitida. Si bien nos hallamos a las puertas del fin de casi cuatrocientos años de dominio por parte de la Inquisición, España se resiste a renunciar al catolicismo y a permitir otras religiones, quien sabe si por miedo o desconocimiento de las mismas.

En una comparativa entre aquella primera Constitución y la actual hay una peculiar semejanza en gran parte del articulado de ambas, lo que puede llevar a pensar que nuestra actual Carta Magna se encuentra inspirada en ella, e incluso “copiada” en algunos puntos.

No obstante, y pese a la novedosa situación política y social en la que quedaba España tras esta primera Constitución, su periodo de vigencia fue intermitente y efímero.

Tras el regreso a España de Fernando VII en 1814 fue derogada, volviendo a ser promulgada de nuevo en 1820 por unas Cortes obligadas por el pronunciamiento de Riego. Fernando VII, un rey absolutista, atemorizado ante el levantamiento popular, hizo su juramento a la Constitución el 9 de marzo de 1820. Pero, no conforme con la situación, pidió ayuda a las potencias europeas, las cuales enviaron un ejercito francés conocido con el sobrenombre de “Los Cien Mil hijos de San Luis” que, poco a poco, se hizo con el control de la nación y repuso en el gobierno absoluto a Fernando VII en 1823, derogando la Constitución.

Durante la regencia de María Cristina, madre de la reina Isabel II, y dentro del contexto de lo que podría ser considerada una guerra civil, se obligó a la regente a jurar de nuevo la Constitución en 1836. Pero ante los cambios sufridos en la sociedad de aquella época, reunidas la Regente con el gobierno del momento, pudieron observar que el texto quedaba obsoleto, por lo que, finalmente, en 1837 quedó anulada definitivamente nuestra “Pepa” con la entrada en vigor de una nueva Carta Magna.

Un documento de exigua e intermitente vigencia, que nos hace preguntarnos el porqué de la permanencia en el recuerdo de todos de aquella Constitución.

Sea por la innovación que supuso el hecho de que, representantes del pueblo, fuesen los encargados de gobernar un país hasta entonces regido por monarquías totalitarias y absolutistas; sea por la necesidad del populacho de sentirse libres, sin ser “propiedad de nadie”, beneficio que les era otorgado en aquella Constitución; o bien sea por ser la pionera en nuestro país independientemente de lo que reflejase su texto, el caso es que la Constitución de 1812 marcó un antes y un después en la historia de España. Un cambio radical en la forma de ver la vida de todos los habitantes de aquella época. Y su influencia sigue llegando hasta nuestros días.

No en vano, cuando queremos expresar alegría, siempre recurrimos a la expresión popular que se hizo famosa a partir de aquel 19 de marzo de 1812: ¡VIVA LA PEPA!"


Violeta Lago




martes, 5 de junio de 2012

EL FANTASMA DEL PACIENTE ERRANTE



"Mayo de 2012

Alicia compuso su mejor sonrisa y se acercó al mostrador de información con su papel en la mano. El empleado levantó la vista del “20 minutos” con gesto de fastidio cuando ella le preguntó por el departamento de radiología.
—A mitad del pasillo a la derecha —respondió el hombre con desgana, mientras regresaba la vista a la sección de deportes del diario gratuito.
Miró aterrada aquel eterno y atestado pasillo del Hospital Clínico San Carlos. ¿Dónde estaría exactamente “la mitad”? Emprendió la marcha bajo los fluorescentes blanquecinos esquivando camillas, sillas de ruedas y transeúntes, pasando de largo por las primeras bifurcaciones que se encontró por el camino. Entro por varios pasajes que no la llevaban a donde quería llegar, y volvía por el mismo camino que había recorrido cada una de las veces. En una de las vueltas, se dio cuenta de que no se encontraba en el mismo pasillo ancho del principio, por lo que empezó a caminar sin rumbo fijo, intentando regresar a la entrada para empezar de nuevo. Al llegar a un pequeño pasadizo en forma de “zeta“, se cruzó en una de las esquinas con un hombre de tez muy pálida que portaba un papel similar al suyo, quien le dirigió una leve sonrisa al tiempo que contemplaba su titubeante marcha.
Al llegar al final, se encontró que era un callejón sin salida, por lo que dio la vuelta y regresó sobre sus pasos. El hombre continuaba en el mismo sitio y en la misma posición.
—Buenos días —la saludó al pasar—. ¿Puedo ayudarla?
—Sí, por favor. Estoy buscando el departamento de radiología.
—Creo haber pasado por allí no hace mucho tiempo buscando la unidad de hemodinámica. Me parece que se encuentra dos pasillos más adelante. ¿O era más atrás? Hace tanto, que no lo recuerdo…
Alicia le miró compasiva, pensando que el pobre hombre debía de padecer Alzheimer o alguna enfermedad similar. Se apiadó de él, y se propuso ayudarle a buscar su destino.
—Bien, hagamos una cosa. Como yo he venido con tiempo de sobra, le ayudaré a buscar su consulta y después buscaré la mía. ¿Le parece bien?
—¿De veras sería tan amable? Muchísimas gracias, señorita. En todo el tiempo que llevo aquí, nadie me ha echado una mano.
Alicia sonrió. “Todo el tiempo” probablemente sería media hora, una a lo sumo. El pobre se encontraba muy desorientado.
—Y dígame, ¿lleva mucho tiempo buscando esa unidad?
—Pues no lo sé exactamente… Debe de hacer por lo menos unos treinta años.
—¿Treinta años? —exclamó con una mezcla de sorpresa y diversión. Definitivamente, estaba muy despistado—. A ver, déjeme ver su cita.
El hombre le tendió el papel y ella lo cogió con decisión. Al percatarse de la fecha de la cita, no pudo evitar que una mueca de asombro apareciera en su rostro.
—Pero caballero, ¡esta cita es de 1.978!
—Eso ya se lo había dicho yo. Llevo vagando desde entonces por los pasillos del hospital, buscando el puñetero departamento de hemodinámica. Recuerdo un día que me senté en una de las sillas que hay en la entrada, y ya no me levanté de ahí. Los médicos que vinieron a atenderme al cabo de dos horas dijeron que había sido un paro cardiaco por estrés. Se llevaron mi cuerpo al depósito de cadáveres hasta que mi familia vino a recogerlo. Pero mi espíritu, mi otro “yo” sigue por aquí. Día tras día. Año tras año. Esperando el momento de encontrar mi consulta…

Alicia se despertó sobresaltada, empapada en sudor, tratando de calmar aquella ansiedad que le estaba oprimiendo el pecho. A la mañana siguiente, debía acudir al Clínico San Carlos para que le hicieran una radiografía. Probablemente, ese hecho había desencadenado la pesadilla que acababa de tener.
«¡Bah! Mira que soy boba… ¿Quién se va a perder en un hospital? Un fantasma que lleva más de treinta años buscando una consulta… ¡El fantasma del paciente errante!», se rió de sí misma.

Alicia compuso su mejor sonrisa y se acercó al mostrador de información con su papel en la mano. El empleado levantó la vista del “20 minutos” con gesto de fastidio cuando ella le preguntó por el departamento de radiología.
—A mitad del pasillo a la derecha —respondió el hombre con desgana, mientras regresaba la vista a la sección de deportes del diario gratuito.
Horrorizada, salió del hospital como alma que lleva el diablo, corriendo por la cuesta abajo ante la atónita mirada de los transeúntes.
«No puede ser, no puede ser, no puede ser. Mi sueño se estaba cumpliendo», se repetía de manera constante. «El fantasma existe. ¡EL FANTASMA DEL PACIENTE ERRANTE!»"



Esta entrada es un capricho de mi mami. Estando ella recién operada, le comenté que cualquiera podría perderse por los pasillos del Hospital Clínico San Carlos, y vagar toda la eternidad buscando una ventanilla. Le hizo gracia y me dijo que podría ser un argumento para una historia.


Mami: esta historieta es tuya. Espero que la disfrutes. Te quiero.

viernes, 11 de mayo de 2012

MEME PRIMAVERAL

Mi amiga Olivia Ardey, que es una escritora estupenda, además de una gran amiga, me ha nominado en un MEME primaveral, por aquello de conocernos todas un poco.

Pues bien: allá van mis respuestas.


1. ¿A veces mandarías a paseo esto de escribir?
¡Uy! A diario. Sólo que me recuerdo a mí misma que puedo conseguirlo, y al final me convenzo de seguir.


2. Dí una manía que no puedes quitarte ni a tiros.
Mover los pies al ritmo de la música cuando estoy tumbada. Prometo que no lo hago de forma voluntaria, sino que se me mueven solos.


3. ¿Lees sólo un género o alternas con varios tipos de lectura?
Me gusta la variedad. A pesar de que la mayoría de los libros que leo son de novela romántica, suelo ir intercalando otros géneros.


4. ¿Prefieres leer autor hombre o mujer?
Me da igual. Si el libro es bueno, me importa bien poco quién lo haya escrito.


5. ¿Final feliz o te da lo mismo?
¡Final feliz, por favor! Para finales tristes, hay un montón de noticias en la prensa diaria.


6. Confiesa una virtud tuya.
Un eterno optimismo. Soy una persona que siempre ve el vaso “medio lleno”.


7. Y... ¿eres capaz de confesarnos un vicio?
Mmmm… tengo varios: el teatro, el chocolate… ¡y los bomberos!


8. ¿Librería tradicional o librería virtual?
Librería tradicional, de esas en las que puedes pasar las hojas de los libros, oler su aroma, tocar el papel…


9. ¿Te gustaría que tradujesen al castellano autoras románticas extranjeras, además de las anglosajonas?
Últimamente leo sobre todo a las autoras españolas, que nada tienen que envidiar a las extranjeras, porque considero que estamos dejando el pabellón muy alto. Pero me pasa igual que con el sexo del autor: si un libro es bueno, me gustaría poder leerlo en castellano.


10. Tu libro de cabecera, ese que salvarías de un incendio.
Bajo el cielo de Montana, de Mar Carrión. Lo confieso… lo he debido leer unas 15 o 20 veces… ¡es que me encanta!


Y claro, ahora tengo que nominar a cuatro "inocentes" (pobretas...) para que contesten a las 10 preguntas que voy a hacerles yo. Así que les voy a pasar el testigo a ellas, que tendrán que contestar al MEME y preparar 10 preguntas para sus cuatro nominadas.


Mis elegidas son:






Y les toca responder al siguiente cuestionario:


1.- Una palabra que defina tu estilo de escritura
2.- ¿Cuál es tu mejor horario para escribir?
3.- Tus personajes ¿tienen algo tuyo?
4.- Si fueras un animal, serías… ¿por qué?
5.- A la hora de escribir una novela ¿sigues un esquema prefijado o dejas que la imaginación y el desarrollo de la historia sean lo que guíe a tus personajes?
6.- Tus protagonistas masculino y femenino favoritos. No es necesario que sean del mismo libro…
7.- ¿Qué admiras más en tu escritor/a favorit@?
8.- Un subgénero que no te guste, y el motivo.
9.- ¿Prefieres autoras españolas o extranjeras?
10.- ¿A quien te gustaría parecerte?

Besos!!!

martes, 8 de mayo de 2012

A PONERSE LAS PILAS



Después de la (merecida) bronca que me echó ayer mi amiga Chus Nevado, y sobre la que las demás están de acuerdo, he decidido ponerme las pilas y empezar a trabajar en serio.


Tengo varias cosas empezadas, pero como una es de espíritu nómada, no hago más que divagar y divagar, y no me centro. Desde este mismo instante, me propongo firmemente varias cosas:


1.- Escribir a diario. Aunque sea una línea.


2.- Coger los "recreos" más cortos (aunque no pienso suprimirlos del todo).


3.- Actualizar mi blog más a menudo. No sé con qué tipo de cosas: reflexiones, relatos, anécdotas o simplemente compartiendo música. Pero tengo que hacerlo.


4.- No desistir. Creo que mis historias no son malas. Así que pienso seguir insistiendo hasta que encuentre alguna editorial dispuesta a apostar por ellas.


5.- Hacer caso a todos los consejos de mis amigas para mejorar mi estilo de escritura.


Y, sobre todo, disfrutar con lo que hago.


¡FELIZ MARTES!

jueves, 19 de abril de 2012

RA WEEKEND - 20 DE ABRIL



Lo sé, lo sé... aviso con muy poco tiempo. Pero si os dejase echar un vistazo a mi agenda, seguro que me comprenderíais...


Bueno, os cuento. El viernes día 20 de abril, a las 18,30 horas, tendrá lugar la celebración de un RA Weekend. ¿Qué no sabéis lo que es? Muy sencillo. La web Yo leo RA ha organizado dos maravillosos encuentros de romántica adulta en Madrid. Pero como las madrileñas somos unas insaciables, le hemos pedido más. Y ahora tenemos los RA Weekend. Es decir, charlas-coloquio sobre romántica adulta, que versarán sobre una temática específica cada vez.


Este viernes estarán con nosotras Noelia Amarillo y Karol Scandiu para hablarnos sobre la novela erótica. Y si yo fuera vosotr@s, no me lo perdería...


¿Dónde? El restaurante Los Reyes Majos, en la calle Industrias nº 25 de Alcorcón, que tuvieron la amabilidad de acogernos durante el II Encuentro RA y, aun así, nos vuelven a ceder el local para esta reunión.

¿Cuándo? A riesgo de parecer repetitiva, el próximo día 20 de abril, a las 18,30 horas.


¡Nos encantaría contar con vuestra presencia!






lunes, 26 de marzo de 2012

SENTIRSE GLAMOUROSA

¿Qué es el glamour? Bien, la R.A.E. define la palabra "glamour" en el diccionario como "encanto sensual que fascina". El viernes pasado, paseando por "la milla de oro madrileña", descubrí en qué consiste realmente el glamour: en llevar una bolsa "de firma".
Sí, tal y como lo cuento. Tú puedes ir hecha un desastre, con el vaquero roto, deshilachado en los bajos, los zapatos sucios y un jersey con más mugre que el palo de un gallinero. Pero si portas una bolsa en la que pone Prada, Gucci o similares... tienes glamour.
De nada te sirve llevar un traje sastre de corte perfecto, con una impecable manicura y unos lustrosos zapatos. Si en tu bolsa pone "Primark" ya la has cagado, pero bien cagada.
Puedes combinar de manera espantosa los colores, e ir ataviada con unos estampados estridentes totalmente dispares entre sí. Si llevas un bolso de color marrón, con unas botas azul marino, el chaquetón en verde lechuga y los pantalones en rosa fucsia... mientras en la bolsa que lleves en la mano figure una primera marca, tienes glamour.
A mi me parece realmente triste que hayamos caído en la "marquitis". Me parecían mucho más glamourosas aquellas mujeres de los años 50 y 60 que irradiaban femineidad. Aquellos guantes al codo, las faldas de vuelo, las cinturas entalladas... Ellas no necesitaban bolsas de Loewe ni de Armani para tener ese "encanto sensual que fascina".
Decididamente, para no desentonar, la próxima vez que visite la calle Serrano, me aseguraré de poner una pegatina bien gorda en la que ponga "Louis Vuitton" en mi sufrida bolsa del Mercadona...

sábado, 10 de marzo de 2012

LA HERENCIA DE LA ROSA BLANCA

La Herencia de la Rosa Blanca es el último libro de la malagueña Raquel Rodrein. Si queréis leer la reseña que he hecho del mismo, podéis encontrarla en la web de Yo leo RA.


Os recomiendo encarecidamente su lectura.

viernes, 2 de marzo de 2012

EL MINI RELATO



Como bien sabéis, el pasado 11 de febrero se presentó durante el II Encuentro RA el libro "100 mini relatos de amor... y un deseo satisfecho". Mi mini relato "El secreto" fue seleccionado para formar parte de dicha antología, y estoy orgullosa de compartir páginas con grandes escritoras, con autores desconocidos, como yo, y sobre todo con muy buenas amigas.

Os subo el relato para que podáis leerlo, pero si a algun@ de vosotros os gustan las historias de amor, no debéis perderos esta maravilla de libro.

Y espero que disfrutéis leyendo mi relatillo, al igual que yo disfruté escribiéndolo.


EL SECRETO

Levanto la vista y miro por encima de la pantalla del ordenador. En ese momento tus ojos se cruzan con los míos un instante, y una fugaz sonrisa asoma a tus labios. De manera simultánea, como si nos hubiéramos leído el pensamiento, ambos volvemos a fijar la mirada en el teclado. Me sonrojo, pero nadie debe darse cuenta. A nuestro alrededor un golpeteo incesante, “clac, clac, clac…”, me indica que no se han percatado de lo sucedido. Miro el reloj de manera disimulada. Las doce. Aún faltan tres horas para salir. Tres largas horas para quedar contigo a escondidas en ese bar del callejón. Miro a mi alrededor y sonrío para mis adentros. Todos están concentrados en su trabajo. Nadie se ha percatado de nuestro secreto…

Violeta Lago

jueves, 1 de marzo de 2012

¿T.O.C.?



Hay muchos tipos de T.O.C. (trastorno obsesivo compulsivo), pero uno de los más comunes es el de mantener todo milimétricamente ordenado, y hacerlo una y otra vez.

Ayer descubrí que las tiendas Ikea lo padecen, y se lo han contagiado a todos sus empleados. Os pongo en situación:

Llego a comer al Ikea de La Gavia. Como no voy muy sobrada de tiempo, opto por tomarme un perrito caliente en la tienda sueca y no subir a la cafetería.

En el espacio destinado a que la gente haga un receso y se tome algo, hay dos filas de mesas altas. Unas, en blanco, pegadas a la pared. Otras, en negro, cercanas al pasillo.

Observo que hay unos taburetes de color oscuro repartidos por toda la zona y sin ocupar. Ni corta ni perezosa, cojo uno de los taburetes, lo arrimo a una de las mesas blancas de la pared y me siento a comer.

En un momento determinado, me levanto a rellenar mi vaso con el brebaje ese que llaman "Lingon berry", que no sé de que demonios estará hecho, pero sabe bien; y cuando regreso a mi sitio, una camarera me ha quitado el taburete y lo está dejando junto a las mesas del pasillo.

Me acerco, muy educadamente, y le digo: "Perdona, me has quitado el taburete".

Y ella, toda seria y sin soltarlo, me responde: "Es que los taburetes son sólo para las mesas negras".

-"¿Cómo que para las mesas negras?".

-"Sí. Son negros, para las mesas negras".

Obviamente mi gesto de sorpresa no pasó desapercibido para nadie. Una pareja que estaba en otra mesa blanca, hizo ademán de coger dos banquetas y les respondió lo mismo, de muy malos modos.

Y claro... ahí radica mi duda: Si las mesas negras tienen cuatro asientos por mesa, y llego yo sola... ¿nadie puede usar las sillas libres? Es decir, ¿que se va a tener que quedar gente de pie en las mesas blancas mientras yo "acaparo" cuatro taburetes? ¿O como soy una sola persona tengo que comer sin sentarme dejando las mesas negras con asientos para los grupos de cuatro?

Solución: Para borde, yo.

Cogí mi bandeja (dejando restos de porquería en la mesa que había utilizado hasta ese momento y que, normalmente, siempre limpio antes de irme) y me senté en una de las mesas negras, obviamente, dejando de nuevo todo sucio al marcharme.

Lo siento. Yo soy una persona transigente, pero cuando las cosas se hacen con lógica. Si tiene tiempo para andar con la tontuna de mover los taburetes de sitio constantemente, le sobra para recoger mis desperdicios.

martes, 14 de febrero de 2012

YA A LA VENTA



Oficialmente, ya soy escritora publicada. Bueno, vale... de este libro me pertenece sólo una parte. Una centésima parte, para ser exactos, de los 100 mini relatos de amor. El deseo satisfecho es de mi amiga Noelia Amarillo (una gran escritora, por cierto).

Bueno, pues este libro, que se presentó el pasado día 11 de febrero en el II Encuentro RA (del que no hago crónica, porque soy un desastre absoluto para ello. Noelia ha hecho una crónica divina, no dejéis de leerla)... ¿por dónde iba? ¡Ah! Sí. Por el libro (¿véis como soy una calamidad?)

Comentaba que el libro ya se encuentra a la venta en la página de Ediciones Éride (libritienda.com). Esperemos que en un tiempo no muy lejano, se pueda encontrar en librerías.


No obstante, como la editorial me ha dado permiso, próximamente subiré mi mini relato al blog para que podáis disfrutarlo.

lunes, 6 de febrero de 2012

MI PRIMERA PORTADA



Sí, sí, síiiiiiii!!!! Ya tenemos portada. Es la primera portada de algo que voy a publicar. Vale, la comparto con otras 99 personas más, pero tratándose de quiénes se trata, es todo un orgullo.

El libro estará a la venta a partir del 11 de febrero en la página web de la Editorial Éride. Y la presentación del mismo se hará ese día en el II Encuentro RA.

¡Que ganas tengo!

jueves, 19 de enero de 2012

UN GRAN DÍA

Ayer le ví. Dos veces. Y en persona.

La primera de ellas me dejó sin respiración. Cruzó por delante de mí, a un metro y medio escaso. Rodeado, protegido…

La segunda ha conseguido acelerar mi pulso hasta tener palpitaciones. Sentía los latidos de mi corazón con una fuerza arrolladora. Desconozco si he enrojecido, o si he palidecido, pero he estado al borde del desmayo cuando ha tendido su mano para estrechar la mía. Un saludo con la fuerza justa: ni muy enérgico, ni muy blando. Sin percatarse de mi turbación, ha continuado su paseo saludando a la gente.

Es tan alto, tan guapo, con esas maravillosas ondas al agua naturales, esos ojos azules que derretirían cualquier glaciar, y su eterna y dulce sonrisa.

Ayer, el amor de mi vida desde que tengo memoria, me ha estrechado la mano. Y al igual que ocurre en los libros o en las películas, no tuve necesidad de comer, pues ese sencillo gesto me había alimentado.

Lo sé. Es una estupidez. Pero para mí ha sido un gran día.

jueves, 12 de enero de 2012

OFERTA DE EMPLEO


Debido al reciente abandono del puesto de trabajo de quienes lo ocupaban, se buscan urgente MUSAS (o musos, da lo mismo).

REQUISITOS DEL PUESTO:
* Capacidad de inspiración
* Disponibilidad 24 horas todos los días del año (incluído festivos)
* Ganas de trabajar
* No es necesaria experiencia previa

SE OFRECE:
* Fidelidad absoluta por parte del contratante
* Posibilidad de librar algunos fines de semana y festivos, así como en vacaciones
* Remuneración en especie (cariños, mimos y cosas así)
* Agradecimiento público
* Incorporación inmediata

Interesados, dejar curriculum vitae (no hace falta fotografía) aquí mismo.