jueves, 6 de diciembre de 2012

LA CONSTITUCIÓN PARA NIÑOS

En el colegio de mis sobrinos pequeños, todos los años piden colaboración a los padres para determinadas actividades. Este año les han solicitado que hicieran un cuento o una poesía para explicar a los niños de primaria lo que es la Constitución.

Normalmente es mi hermana la que participa, y suele tener bastante éxito. Pero este año y por circunstancias que no vienen al caso, su mente andaba ocupada en otros menesteres, y me pidió ayuda. Y oye... el que tu única hermana de sangre confíe en ti y te pida que la eches una mano, pues como que gratifica. Así que me puse manos a la obra y salió este pequeño cuento. Espero que os guste. Y si alguien lo ve útil para niños pequeños no me importa que lo use, aunque sí me gustaría que se mantuviera mi autoría.




LA LEY DEL BOSQUE

El murmullo de las voces llenaba la explanada del bosque. Todos los animales estaban allí reunidos esperando con impaciencia la gran noticia que les iban a dar. Es lo que ponía en la convocatoria: “Reunión general a las seis de la tarde en la gran llanura junto al roble. El Consejo de Sabios del Bosque tiene una gran noticia que anunciaros.”

—No sé que podrá ser —decía Papá Tejón—. Esto de las noticias me pone muy nervioso. A ver si empiezan de una vez.

A medida que los miembros del Consejo de Sabios se situaban bajo el viejo árbol, se fue acallando el rumor hasta que, por fin, cesó por completo. Todos estaban expectantes, conteniendo la respiración, y sólo se escuchaba de vez en cuando una tosecilla nerviosa o el fru-frú del roce de las colas peludas contra las hojas caídas.

Enseguida, el Búho tomó la palabra como portavoz del Consejo:

—Queridos habitantes del bosque: A fin de establecer unas normas de convivencia y evitar los problemas que están surgiendo entre nosotros, hemos redactado una Constitución que nos afecta a todos nosotros. Todos deberéis respetarla y obedecerla. Colgaremos el texto en el viejo roble donde todos lo podréis consultar.

—¿Una Constitución? ¿Eso qué es? —preguntó intrigada Mamá Coneja.

—Es el conjunto de deberes y derechos que vamos a tener los habitantes del bosque a partir de ahora. En ella se dice quién es el encargado de impartir justicia, quién es el jefe del bosque y quiénes sus guardianes. Además, informa a todos los habitantes de las obligaciones a las que están sometidos, así como de los beneficios y derechos que tiene cada uno de vosotros.

Los animales cuchicheaban entre ellos, sin terminar de entender del todo la situación, y entonces el Lobo alzó la voz para hacerse oír por encima del ruido.

—Vamos a poner ejemplos, para que lo comprendáis mejor: la Constitución dice que, a partir de ahora, el Consejo de Sabios y el jefe del bosque se elegirán entre todos los habitantes que quieran presentarse para los cargos. Y cada cuatro años, haremos una nueva votación. El Consejo dictará las leyes que se harán cumplir por el que salga nombrado como jefe de justicia. Y estas leyes serán las mismas para todos. A partir de este momento, todos somos iguales. Todos tendremos que cumplir esas leyes. También se os otorgan determinados derechos, como el de moveros libremente por todo el bosque. Ya no existen los “territorios particulares” de cada especie en los que no podía entrar nadie. Y todos tendréis derecho a elegir en qué parte del bosque queréis vivir. A cambio, deberéis respetar a los demás y tendréis tanto el derecho como la obligación de trabajar cada uno en vuestra especialidad para que el funcionamiento del bosque sea el correcto. Quien no lo cumpla, será castigado.

Los animales asentían con la cabeza mientras se miraban unos a otros.

Habían comprendido que aquella Constitución significaba el final del poder de los más fuertes. A partir de ahora estarían protegidos y serían ellos mismos quienes eligiesen a sus gobernantes.

—Ahora vamos a votar si queremos que esta propuesta sea la que guíe a nuestro bosque, o si preferimos seguir como hasta ahora. ¿Votos a favor? —Un aluvión de patas y alas se levantó con las sonrisas complacientes de los animales—. ¿Votos en contra? —Esta vez, no se vio nada que sobresaliera por encima de las cabezas—. ¿Queda alguien que se abstenga, es decir, que no tenga claro si quiere votar a favor o en contra?

La única mano de la tortuga asomó tímida por entre la multitud.

—¿Te abstienes, Tortu?

—No, no —respondió ella—. Quiero votar a favor pero se me había atascado la pata dentro del caparazón.

Enseguida, todos los animales estallaron en carcajadas.

—Bien —dijo el Búho—. Queda aprobada la nueva Constitución del Bosque. Mañana celebraremos las elecciones para elegir al nuevo consejo. Hoy será fiesta y desde ahora, declararemos este día como festivo durante todos los años venideros.

Los animales comenzaron a montar una gran algarabía, a cantar y a bailar, bajo la secreta sonrisa de satisfacción del viejo roble centenario.