miércoles, 30 de enero de 2013

NUEVO NÚMERO DE LA REVISTA... Y MAS COSAS



Ya tenéis disponible aquí el nuevo número de la revista Romantica's, en el cual encontraréis un montón de cosas interesantes: noticias, relatos, reseñas, entrevistas... y por supuesto, la tercera entrega de las peripecias del "Diario de una madre algo neurótica", que espero os divierta tanto como las anteriores.

Además, está incluida la información para las próximas votaciones de los premios Rosas, que comenzará después del III Encuentro RA.



¿Que no sabéis qué es un encuentro RA? Bueno... imagino que sí pero, por si acaso, pincha en el logo o aquí para llegar a la web de YoleoRA, donde encontraréis toda la información. No obstante, después del día 9 de febrero, que es cuando se celebra, prometo hacer una crónica más o menos detallada del evento (lo sé, lo sé... igual no es una crónica muy seria y formal, pero si lo hiciera así, no sería yo)

¡Besotes!


martes, 29 de enero de 2013

CAMBIO DE ESCENARIO



Después de ambientar mis dos novelas terminadas en España, una de ellas en Valencia y la otra en Granada (¿se nota que me gusta el calorcito?), he decidido viajar al extranjero. En un principio, había pensado en enviar a mis protagonistas a Nueva York, pero después de ver esta foto en el Google decidí que era un sitio tan bueno como otro cualquiera, y que me gustaba mucho más.

Los protas de mi nueva historia están en Seattle, que tiene todo lo que yo necesitaba: ciudad, mar, montaña y un amplio abanico de ofertas culturales.

Como, obviamente, yo no he viajado en mi vida a Seattle, estoy sacando la información de internet porque NO ENCUENTRO GUÍAS DE VIAJE EN ESPAÑOL. ¡Manda narices! Hay un montón de libros sobre cualquiera de las ciudades de Estados Unidos, pero en español no se ha publicado nada sobre Seattle... Y mi inglés deja bastante que desear. Así que "San Google" me está resolviendo todas las dudas.

Por eso (y ya voy avisando, por un porsiaca alguna vez sale publicada) que el Google Maps y el Google Earth dan de sí lo que dan de sí. Así que si alguien ha visitado Seattle y encuentra errores de localización o similares, suplico humildemente disculpas. ¡Ya me gustaría a mí tener información de primera mano! Pero la economía no da más que para viajar de manera virtual...

Bueno, que sigo trabajando. Voy a ver como están mis chicos que los he dejado en una situación comprometida.

martes, 15 de enero de 2013

LA HUÍDA



Una lágrima inmisericorde se deslizó lentamente por su mejilla, mientras apretaba contra ella aquel bulto envuelto en una manta. Con el mayor de los sigilos había levantado a su pequeño de dos años y, sin quitarle siquiera el pijama, lo había abrigado y ahora salía de casa con él en los brazos. En la otra mano arrastraba una diminuta maleta en la que metió unas pocas prendas de ambos, mientras procuraba no hacer ruido para que él no se percatara de su huída.
El frío intenso le golpeó en la cara cuando se dirigía al coche. Sentó al niño en la silla, metió la maleta en el asiento del acompañante y puso en marcha el motor, rezando para no ser oída, para poder escapar.
Atrás quedaban cinco años de convivencia, de recuerdos, de palizas… Pero él no volvería a hacerle daño nunca más. Ella se había tragado su orgullo y, por el bien de su hijo, había decidido emprender un camino sin destino fijado pero lejos de todo aquello.
Mientras circulaba por aquella carretera oscura pensaba en el cambio que iba a dar su vida. En aquella casa había perdido la ilusión de vivir, sus sueños, sus metas. Poco a poco él había ido minando su autoestima, la había hecho creer que no valía para nada, que era una basura que no merecía ni la más mínima atención. Y ella le había creído… hasta ese instante.
Todo empezó al poco tiempo de casarse. Comenzó criticando su forma de vestir, incitándola a cambiar su forma de ser, menospreciando los esfuerzos que hacía para mantener la casa limpia y la comida caliente al volver del trabajo. En seguida, la hizo abandonar aquel puesto para dedicarse en exclusiva a él. Y luego llegaron las palizas. Un día fue una bofetada por algo sin importancia, otro día un empujón contra el armario, y después las relaciones sexuales forzadas.
Cada día, él llegaba más tarde del trabajo, la mayoría de las veces borracho, y entonces la insultaba y la pegaba hasta caer rendido en el sofá.
Ahora todo eso había acabado. Pediría ayuda si era necesario, pero no pensaba soportar ni un segundo más ese menosprecio, ese maltrato.
 Por el espejo retrovisor miró al pequeño que dormía plácidamente en su asiento. «Por ti, mi amor. Hago esto por ti». Inspiró profundamente y volvió la vista desafiante a la carretera. Allí delante estaban su destino y su futuro. Su vida. Nadie le haría eso nunca más. Nadie.