lunes, 26 de marzo de 2012

SENTIRSE GLAMOUROSA

¿Qué es el glamour? Bien, la R.A.E. define la palabra "glamour" en el diccionario como "encanto sensual que fascina". El viernes pasado, paseando por "la milla de oro madrileña", descubrí en qué consiste realmente el glamour: en llevar una bolsa "de firma".
Sí, tal y como lo cuento. Tú puedes ir hecha un desastre, con el vaquero roto, deshilachado en los bajos, los zapatos sucios y un jersey con más mugre que el palo de un gallinero. Pero si portas una bolsa en la que pone Prada, Gucci o similares... tienes glamour.
De nada te sirve llevar un traje sastre de corte perfecto, con una impecable manicura y unos lustrosos zapatos. Si en tu bolsa pone "Primark" ya la has cagado, pero bien cagada.
Puedes combinar de manera espantosa los colores, e ir ataviada con unos estampados estridentes totalmente dispares entre sí. Si llevas un bolso de color marrón, con unas botas azul marino, el chaquetón en verde lechuga y los pantalones en rosa fucsia... mientras en la bolsa que lleves en la mano figure una primera marca, tienes glamour.
A mi me parece realmente triste que hayamos caído en la "marquitis". Me parecían mucho más glamourosas aquellas mujeres de los años 50 y 60 que irradiaban femineidad. Aquellos guantes al codo, las faldas de vuelo, las cinturas entalladas... Ellas no necesitaban bolsas de Loewe ni de Armani para tener ese "encanto sensual que fascina".
Decididamente, para no desentonar, la próxima vez que visite la calle Serrano, me aseguraré de poner una pegatina bien gorda en la que ponga "Louis Vuitton" en mi sufrida bolsa del Mercadona...

sábado, 10 de marzo de 2012

LA HERENCIA DE LA ROSA BLANCA

La Herencia de la Rosa Blanca es el último libro de la malagueña Raquel Rodrein. Si queréis leer la reseña que he hecho del mismo, podéis encontrarla en la web de Yo leo RA.


Os recomiendo encarecidamente su lectura.

viernes, 2 de marzo de 2012

EL MINI RELATO



Como bien sabéis, el pasado 11 de febrero se presentó durante el II Encuentro RA el libro "100 mini relatos de amor... y un deseo satisfecho". Mi mini relato "El secreto" fue seleccionado para formar parte de dicha antología, y estoy orgullosa de compartir páginas con grandes escritoras, con autores desconocidos, como yo, y sobre todo con muy buenas amigas.

Os subo el relato para que podáis leerlo, pero si a algun@ de vosotros os gustan las historias de amor, no debéis perderos esta maravilla de libro.

Y espero que disfrutéis leyendo mi relatillo, al igual que yo disfruté escribiéndolo.


EL SECRETO

Levanto la vista y miro por encima de la pantalla del ordenador. En ese momento tus ojos se cruzan con los míos un instante, y una fugaz sonrisa asoma a tus labios. De manera simultánea, como si nos hubiéramos leído el pensamiento, ambos volvemos a fijar la mirada en el teclado. Me sonrojo, pero nadie debe darse cuenta. A nuestro alrededor un golpeteo incesante, “clac, clac, clac…”, me indica que no se han percatado de lo sucedido. Miro el reloj de manera disimulada. Las doce. Aún faltan tres horas para salir. Tres largas horas para quedar contigo a escondidas en ese bar del callejón. Miro a mi alrededor y sonrío para mis adentros. Todos están concentrados en su trabajo. Nadie se ha percatado de nuestro secreto…

Violeta Lago

jueves, 1 de marzo de 2012

¿T.O.C.?



Hay muchos tipos de T.O.C. (trastorno obsesivo compulsivo), pero uno de los más comunes es el de mantener todo milimétricamente ordenado, y hacerlo una y otra vez.

Ayer descubrí que las tiendas Ikea lo padecen, y se lo han contagiado a todos sus empleados. Os pongo en situación:

Llego a comer al Ikea de La Gavia. Como no voy muy sobrada de tiempo, opto por tomarme un perrito caliente en la tienda sueca y no subir a la cafetería.

En el espacio destinado a que la gente haga un receso y se tome algo, hay dos filas de mesas altas. Unas, en blanco, pegadas a la pared. Otras, en negro, cercanas al pasillo.

Observo que hay unos taburetes de color oscuro repartidos por toda la zona y sin ocupar. Ni corta ni perezosa, cojo uno de los taburetes, lo arrimo a una de las mesas blancas de la pared y me siento a comer.

En un momento determinado, me levanto a rellenar mi vaso con el brebaje ese que llaman "Lingon berry", que no sé de que demonios estará hecho, pero sabe bien; y cuando regreso a mi sitio, una camarera me ha quitado el taburete y lo está dejando junto a las mesas del pasillo.

Me acerco, muy educadamente, y le digo: "Perdona, me has quitado el taburete".

Y ella, toda seria y sin soltarlo, me responde: "Es que los taburetes son sólo para las mesas negras".

-"¿Cómo que para las mesas negras?".

-"Sí. Son negros, para las mesas negras".

Obviamente mi gesto de sorpresa no pasó desapercibido para nadie. Una pareja que estaba en otra mesa blanca, hizo ademán de coger dos banquetas y les respondió lo mismo, de muy malos modos.

Y claro... ahí radica mi duda: Si las mesas negras tienen cuatro asientos por mesa, y llego yo sola... ¿nadie puede usar las sillas libres? Es decir, ¿que se va a tener que quedar gente de pie en las mesas blancas mientras yo "acaparo" cuatro taburetes? ¿O como soy una sola persona tengo que comer sin sentarme dejando las mesas negras con asientos para los grupos de cuatro?

Solución: Para borde, yo.

Cogí mi bandeja (dejando restos de porquería en la mesa que había utilizado hasta ese momento y que, normalmente, siempre limpio antes de irme) y me senté en una de las mesas negras, obviamente, dejando de nuevo todo sucio al marcharme.

Lo siento. Yo soy una persona transigente, pero cuando las cosas se hacen con lógica. Si tiene tiempo para andar con la tontuna de mover los taburetes de sitio constantemente, le sobra para recoger mis desperdicios.