martes, 5 de abril de 2011

SOMBRAS (3)


La sombra depositó el paquete sobre una vieja y carcomida mesa de madera con una mano, mientras con la otra se quitaba el sombrero, para descubrir una espesa y larga cabellera de rizos negros, tan oscuros como la noche, que cayó en cascada sobre su espalda. Después, se zafó del gabán y lo dejó caer, casi a tientas, sobre el respaldo de una ajada silla de anea, revelando al hacerlo una silueta curvilínea y delicadamente femenina.

-Llegas tarde, niña.

-Dorila, ¿cuándo vas a modernizarte y contratar la luz eléctrica? Esto está más oscuro que la boca de un lobo.

-Déjate de tonterías. Llevo toda mi vida así, y no voy a cambiar ahora. ¿Has traído eso?

-Aquí está. Pero sigo pensando que no es una buena idea...

La sombra deshizo el pequeño hatillo de trapo que había dejado en la mesa, descubriendo en su interior la estatuilla de una figura femenina de terracota, visiblemente muy antigua y de una inusual belleza.

Los ojos de la anciana se iluminaron, y acercó sus arrugadas manos para acariciarla muy suave con la punta de los dedos, sin poder evitar un suspiro de satisfacción al contemplar aquella escultura tan perfecta.

-Cuando el patriarca se dé cuenta de que su amuleto ha desaparecido, ten por seguro que va a montar en cólera –comentó la joven gitana.

-¡Bah! –replicó la anciana con desprecio, restándole importancia al asunto- Ese viejo chocho ni siquiera sabe lo que tenía entre manos. ¡Un amuleto! Esta reproducción de la diosa Eris tiene poderes que ese estúpido desconoce. Lo único que puede ocurrir dejándola en sus manos, es que acabe provocando una catástrofe.

Leena volvió de nuevo la vista hacia la anciana, mientras la miraba con una mezcla de admiración y ternura.

-Dorila, la dejo en tus manos. Confío en ti. Ahora voy a volver al campamento, antes de que me echen de menos.

-Ve con Dios, pequeña Leena. Yo cuidaré de que Eris jamás vuelva a ser propiedad de alguien inadecuado.

8 comentarios:

  1. ¡Ohhhhhhhhhhh, menuda sorpresa! Así que no era "él", sino "ella"...

    Bueno, bueno... ¿y para qué querrá la vieja esa estatuilla?

    ¡Venga, Mamen, sigue escribiendo!

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  2. Pues a mi me ha pasado lo mismo que a chus....pesaba que era un él. Buen elemento sorpresa........déjate de regalos para no se que familia francesa y sigue escribiendo, no te me distraigas....
    Gracias por tu visita a mi blog.
    Un abrazo

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  3. ostras ¡ pero si es curvilinea... jeje

    Aquí me quedo hasta la siguiente entrega..

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  4. ¿¿Y a mí por qué la anciana me da susto??
    Sigue por Dios que nos tienes en ascuas. Me ha gustado mucho la utilización de los adjetivos. Besos

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  5. Qué intriga... ¿qué pasará con la estatua? ¿descubrirán su ausencia? ¿descubrirán al (en este caso la) culpable? ¡¡¡¡ tatatachannnnn!!

    Mi amiga intriga y yo nos quedamos a la espera de la siguiente entrega. Me está encantando, tal vez no sea novela romántica (todo puede ser ¿no?), pero ¡lo bordas!

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  6. Mmm me gusta, me gusta mucho!!! y el nombre de la estatuilla... no sé si tendra algo que ver, pero... conozco a cierta diosa con ese mismo nombre que es fina, pero fina, fina, fina!!

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  7. Y yo que pensaba que la sombra era un hombre.... y la anciana tampoco parece mala gente...

    Ahora que he empezado quiero más!!

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