jueves, 14 de octubre de 2010

El pozo San José

Hoy es un día alegre en mi corazón. Treinta y tres mineros enterrados en un pozo a casi 700 metros de profundidad han visto la luz del día. Han sido dos meses de esfuerzos, de pruebas, de sufrimientos y de dudas. El miedo principal era que el sistema de rescate diseñado no funcionase.

Admiro al valiente que subió el primero a la plataforma, porque se ofreció de "conejillo de indias" para probar el tubo, sin saber si aquello iba a sacarlo a la superficie, o si por el contrario lo dejaría embutido en un cubículo de 60 cm sin apenas aire para respirar.

Admiro al que esperó para subir el último. Esa hora que estuvo completamente solo en la mina, lleno de miedos, de incertidumbre en la mas absoluta soledad.

Admiro a los equipos de rescate, que han luchado con todas sus fuerzas para sacar a los mineros del fondo del pozo.

Admiro a las familias que han estado en el campamento "Esperanza", sin perder la suya propia, anhelando este momento que por fin ha llegado.

Y es en estos momentos cuando se me vienen a la cabeza canciones que he escuchado desde pequeña, como "El pozo Maria Luisa" o "La planta 14", ambas de Victor Manuel, en las que relata las tragedias sufridas por los mineros. ¡Que terrible profesión! ¡Y que mal reconocida!

Los mineros trabajan muchas horas, día tras día, en el fondo de un pozo que se les puede venir abajo, a riesgo de no volver a salir, con el miedo de un derrumbe, con afecciones pulmonares, musculares y óseas para, cuando son mayores y ya no sirven para ese trabajo, quedarse con una jubilación mínima, mientras los señores diputados, senadores y demás politicuchos cobran un sueldo excesivo sin necesidad siquiera de acudir a su puesto. Y con sueldos vitalicios una vez abandonado el cargo. O los futbolistas, con cuyos fichajes millonarios se podría levantar la economía de todo un país tercermundista.

Es triste.... pero el mundo no está hecho para los pobres. No se premia el trabajo efectivo, ni los riesgos laborales. No. Se premia que uno sea más o menos carismático, que tenga mayor o menor poder de convicción de gentes. Que mueva más o menos masas.

Hoy ha habido un milagro. Por una vez las portadas de los periódicos no hablan de un político, ni de un equipo de fútbol o un futbolista, ni siquiera de un famoso mediático. Hoy hablan de gente corriente. De esos mineros que despues de dos largos meses de entierro, de desesperanza y de miedo vuelven de nuevo a la vida.

3 comentarios:

  1. Hasta ahí tienes razón, pero ya han empezado las protestas del resto de los mineros que no quedaron encerrados, los líos de esposas y amantes, las ventas de exclusivas... Menudo lío.

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  2. Y lo peor de todo esto es que acabarán convirtiendo la tragedia en un circo mediático, quitándole importancia a lo que es realmente importante y dándole bombo a cuestiones secundarias, como si tiene más derecho la amante que la esposa o asuntos similares.... Al final, resulta que todos queremos sacar "tajada" de cualquier suceso. Es una lástima....

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  3. Sí, al final el salvamento se quedará en un segundo plano, pero lo que realmente importa ya se ha conseguido, aunque mucha gente lo olvide: 200 personas han salvado su vida. Al menos, ellas nunca lo olvidarán.

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